VIAJE NOCTURNO

VIAJE NOCTURNO…


Siento taladrar en mi cerebro, todos los recuerdos. Se amontonan y pasan como  en una película muchísimos de los momentos que he vivido. Mis amores pasados, mis locuras, mis reiteradas equivocaciones y pareciera que todo hubiera sucedido hoy.

Todo lo que he vivido no me satisface y sigo creyendo que esta sociedad me  enfermó. Luché por lo que creía justo, hablé, discutí y al final me encuentro en esta cama de hospital postrado y solo, esperando a la amiga muerte, pues siempre traté de rodearme de mucha gente y procuré creer en ellos,  a pesar de que a la mayoría sólo la movía la conveniencia.  Apariencia y superficialidad, vaciedad consumista que desde pequeño me acompañó, como buen representante de la clase media, hoy prácticamente extinta.

A mi  mente vienen las creencias que me inculcaron desde niño, el temor a Dios y los deseos de hacer algo grande que me distinguiera frente a la humanidad. Oh, que equivocado estaba, que equivocados hemos vivido todos, ya que lo único verdaderamente importante es simplemente vivir, pero no de la manera como la sociedad nos impulsa, porque también es  vacía, superflua y obliga a que transitemos por los momentos de una manera vertiginosa. Los muchachos de hoy  vivimos a la velocidad de la luz, los medios masivos de comunicación nos ayudan y este mundo se convirtió en aldea. Vivimos esclavos de la moda, nos parece muy importante probar de todo, meternos en antros en donde el humo alucinante de la droga, el alcohol y la música anestesie los sentidos para vivir nuevas experiencias de todo tipo. Replicar, estar inconformes con todo y particularmente con los padres y madres que queriendo cumplir su misión, se abrogan el derecho de reprenderlos abriendo una brecha gigantesca, ante la que el diálogo se va por ese abismo generacional.

Principios, valores, normas, límites, estas son supuestamente las barreras que en los primeros años de socialización tratan de inculcarnos, pero somos libres de acatarlas o no. Yo me estoy muriendo, soy una víctima más de esta sociedad  alienante; no puedo desandar el camino, tampoco revertir los daños que mi cuerpo juvenil ya tiene, soy un condenado más, pero en realidad todos estamos condenados a morir, desde  el momento en que nos conciben comenzamos a morir. ¿Entonces qué es esto?  Vida o muerte, un accidente, un momento fugaz en la evolución del cosmos… Dios, Dios, dónde estás, te necesito, quiero tener una esperanza de que no voy a desaparecer, de que no seré otra vez nada.
Nadie me contesta, nadie está conmigo, soy con mi soledad y siento como las fuerzas desaparecen gradualmente, otra vez los pensamientos, los recuerdos y todo lo que transgredí regresa a mi cerebro, ya casi ni veo los aparatos a los que los médicos me conectaron, oigo hablar pero no entiendo lo que dicen, no quiero nada, nada me duele, ya  no siento alegría ni tristeza, ya nada me importa, estoy flotando, me voy…
Doctor, no insista, lo perdimos le dice la enfermera…


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